La degeneración macular relacionada con la edad (DME) es una enfermedad crónica degenerativa de la retina que puede conducir a la pérdida de la habilidad para leer, escribir o conducir.
La retina es una parte del ojo que transforma la luz y las imágenes en señales nerviosas que son enviadas al cerebro. La mácula es una parte de la retina que permite que la visión sea más nítida y detallada y tiene un alto contenido de pigmentos naturales (luteína y zeaxantina).
La DME se presenta cuando se dañan los vasos sanguíneos que irrigan la mácula. Es la principal causa de pérdida de la visión en adultos, sobre todo en el mundo desarrollado y se observa generalmente en personas de más de 60 años de edad.
En sus etapas tempranas, es posible que la degeneración macular relacionada con la edad sea asintomática. Conforme la enfermedad progresa puede haber visión borrosa, los objetos se ven distorsionados y los colores desvanecidos. En etapas avanzadas, particularmente en el caso de una forma más grave de la enfermedad conocida como DME húmeda o neovascular, puede perderse la visión central. En este tipo de enfermedad, bajo la mácula se desarrollan nuevos vasos sanguíneos anormales y muy frágiles que dejan escapar sangre y líquido. Este tipo de DME causa la mayor parte de la pérdida de la visión asociada con la enfermedad.
La DME temprana o intermedia no debilita tanto la visión, pero es mucho más frecuente en todo el mundo e incremente el riesgo de padecer la forma avanzada.
Los mecanismos por medio de los cuáles algunas personas progresan de las etapas tempranas o intermedias de la enfermedad a formas avanzadas o a su forma neovascular no son del todo comprendidos. No obstante, se reconoce la asociación de factores genéticos tanto como de factores del estilo de vida.
La adopción de una dieta saludable, rica en antioxidantes y grasas saludables y reducida en azúcar añadida y grasas saturadas se ha asociado con la prevención y tratamiento de diferentes enfermedades crónico degenerativas como diabetes, enfermedad cardiovascular y algunos tipos de cáncer. No es de extrañar que algunas de estas medidas dietéticas hayan sido asociadas también a la prevención de la progresión de la DME a sus formas más avanzadas y graves.
Dieta y degeneración macular relacionada con la edad
A continuación se describen cinco nutrimentos o medidas dietéticas que, de acuerdo con evidencias científicas de buena calidad, se han relacionado con disminución del riesgo de progresión de la degeneración macular relacionada con la edad a su forma avanzada.
1. Vitaminas antioxidantes y zinc
Un antioxidante es una sustancia que previene o disminuye la oxidación. Las vitaminas A, C y E y los beta carotenos son nutrimentos con reconocidas propiedades antioxidantes. El zinc y el cobre son necesarios para reforzar el sistema antioxidante del organismo.
En conjunto, los antioxidantes, el zinc y el cobre protegen a los tejidos de los radicales libres, que son moléculas inestables de oxígeno con efectos dañinos sobre las células y tejidos. Se ha demostrado que una dieta rica en antioxidantes protege de padecimientos crónicos como artritis, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, algunos tipos de cáncer, cataratas, degeneración macular, Parkinson y Alzheimer.
Las frutas y verduras son buenas fuentes de vitaminas A y C y beta carotenos. Los aceites vegetales como el de germen de trigo, girasol, cártamo, maíz o soya y las oleaginosas como nueces, cacahuates, almendras y semillas de girasol son fuentes de vitamina E. El zinc es un mineral que se encuentra principalmente en carnes, pollo, pescados, cereales integrales y leguminosas, mientras que el cobre podemos encontrarlo en buenas cantidades en mariscos, vísceras, cereales integrales, leguminosas, y verduras de hojas verde oscuro.
Es posible que el daño oxidativo de la retina esté relacionado con el desarrollo de la DME. En consecuencia, ha sido de interés la relación entre la progresión de esta enfermedad y el consumo de antioxidantes.
Algunos estudios han mostrado que los individuos con degeneración macular suelen tener consumos menores de antioxidantes que los individuos que no desarrollan la enfermedad.
En una influyente investigación realizada en el año 2001, expertos en DME demostraron que un suplemento de antioxidantes y zinc disminuyó significativamente el riesgo de desarrollar enfermedad avanzada, sobre todo en los individuos que después de la evaluación inicial fueron considerados de mayor riesgo. Además, el suplemento disminuyó también el riesgo de disminución de la agudeza visual.
El suplemento en cuestión contenía 500 mg de vitamina C, 400 UI de vitamina E, 15 mg de beta- carotenos, 80 mg de zinc y 2 mg de cobre. Estas dosis son muy superiores a las recomendaciones diarias de estos nutrimentos para población general. Aunque no se han señalado efectos secundarios importantes, debe consultarse con un médico oftalmólogo antes de tomar suplementos como parte del tratamiento o prevención de la DME.
2. Carotenoides
Los carotenoides son pigmentos orgánicos que se encuentran naturalmente en las plantas. Son importantes para la salud humana y se consideran esenciales para la visión. Tienen propiedades antioxidantes que se han relacionado con la protección contra enfermedades como algunos tipos de cáncer, enfermedades del corazón y DME. Los carotenoides no pueden ser sintetizados por los humanos, por lo que es necesario obtenerlos a través de la dieta.
La luteína y la zeaxantina son dos antioxidantes solubles en grasa que pertenecen al grupo de los carotenoides. Estas sustancias forman parte del pigmento macular, compuesto que se encuentra en la región macular de la retina. Por esta razón, estos carotenoides han sido investigados por su posible rol en la prevención y disminución del riesgo de progresión de la degeneración macular.
Investigaciones realizadas en grandes grupos de personas a las que se hizo un seguimiento por varios años, han mostrado una disminución significativa en el riesgo de desarrollar DME avanzada y neovascular entre las personas con mayores consumos de luteína y zeaxantina, en comparación con quienes consumen menores cantidades de estas sustancias.
Por otro lado, en un estudio clínico a gran escala realizado en USA, un grupo de investigadores sugirió en el año 2001 que un suplemento con grandes dosis de vitamina C, vitamina E, beta-caroteno, zinc y cobre reduce el riesgo de progresión hacia la DME avanzada. En el año 2013, luego de probar una segunda versión del suplemento, en la que se incorporaron luteína y zeaxantina, los investigadores encontraron una mayor disminución del riesgo de progresión de la enfermedad, sobre todo en personas cuyo consumo dietético de estos carotenoides era bajo.
Además, existen evidencias de que la suplementación con luteína-zeaxantina mejoran la agudeza visual, la sensibilidad al contraste y la densidad del pigmento macular.
Actualmente no existe una dosis diaria recomendada oficialmente de luteína- zeaxantina. Se ha sugerido un consumo diario de 6 mg para reducir el riesgo de DME, aunque las evidencias sugieren que una cantidad considerablemente menor puede ser suficiente.
Entre las principales fuentes dietéticas de luteína y zeaxantina se encuentran:
- Col rizada (kale)
- Espinacas
- Chícharos
- Lechuga
- Calabaza
- Edamemes
- Coles de bruselas
- Pistaches
- Brócoli
- Espárragos
- Yema de huevo
- Elote
- Aguacate
- Naranjas
- Jitomates
Incluir una o dos porciones de alguno de estos alimentos en cada comida facilita un consumo superior a los 5 mg diarios.
3. Ácidos grasos omega 3
Los ácidos grasos poliinsaturados son grasas que participan en la función inmunológica, el transporte y metabolismo de otras grasas y el mantenimiento de la estructura de las membranas de las células. Entre ellos tenemos a los ácidos grasos omega 3, que se encuentran principalmente en los aceites de pescado. Estos desempeñan un papel importante como grasas estructurales en las membranas del tejido nervioso y la retina. Además, tienen propiedades antiinflamatorias, reducen la presión arterial, los triglicéridos y el riesgo de trombosis, por lo que son importantes para la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares e inflamatorias.
Un ácido graso omega 3, el ácido docosahexaenoico (DHA), es uno de los componentes grasos principales de las membranas del segmento exterior de la retina. Tiene reconocidas propiedades antiinflamatorias y antiangiogénesis. La angiogénesis es un proceso mediante el cual se forman nuevos vasos sanguíneos a partir de los ya existentes. Este proceso es normal durante la etapa embrionaria, el crecimiento o la reparación de heridas. Pero también se ve implicado en situaciones patológicas como la DME y el desarrollo y diseminación de tumores malignos.
La concentración de DHA en la retina es dependiente de la dieta, por lo tanto se ha reconocido su potencial para proteger de la degeneración macular. Por su parte, el ácido eicosapentaenoico (EPA), aunque no se encuentra en grandes concentraciones en la retina, es precursor DHA, así que también podría afectar el proceso patogénico de la DME.
Aunque aún no se cuenta con datos concluyentes, algunas investigaciones sugieren que los ácidos grasos omega 3 pueden reducir el riesgo de DME temprana y probablemente de su progresión a su forma avanzada. Por ejemplo, un estudio en el que se realizó un seguimiento de dos grandes grupos de norteamericanos, los investigadores encontraron una relación inversa entre el consumo de pescados grasos y el diagnóstico de DME en etapa intermedia. Esto es, mientras mayor era el consumo de pescado graso, menor el riesgo de enfermedad. De manera similar, los individuos que consumieron regularmente un suplemento de aceite de pescado por seis años o más, mostraron una reducción en el riesgo de DME en etapa intermedia. Los investigadores concluyen que sus resultados soportan la hipótesis de que los ácidos grasos omega 3 pueden prevenir o retrasar la aparición de DME y sugieren el consumo de un suplemento de EPA + DHA de al menos 350 mg al día o de por lo menos dos porciones de pescados grasos por semana.
Entre los pescados y mariscos más ricos en ácidos grasos omega 3 se encuentran:
- Salmón
- Atún
- Sardina
- Trucha
- Arenque
- Anchoas
- Mejillones
El consumo semanal de al menos dos porciones de 100 g cada una de alguno de estos pescados asegura un buen aporte dietético de EPA y DHA.
4. Folato
El folato es una vitamina hidrosoluble involucrada en diferentes reacciones metabólicas. Es indispensable para el crecimiento saludable y la hematopoyesis (proceso de formación y desarrollo de los componentes de la sangre). Además, se ha demostrado su importancia en la prevención de enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer.
Investigadores de las Universidades de Tufts y Harvard en Boston realizaron un estudio en que analizaron la relación entre el consumo de algunas vitaminas y la progresión de la DME. Concluyeron que un consumo elevado de folato dietético se asocia con una reducción significativa del riesgo de presentar DME avanzada, aunque esta relación puede ser modificada por la susceptibilidad genética. El consumo de los individuos en que se observó la mayor disminución en el riesgo se mantuvo cercano a los 400 µg/día, cantidad que coincide con la dosis diaria recomendada para hombres y mujeres adultos.
El folato es una vitamina abundante en diferentes alimentos. Entre los más ricos se encuentran:
- Hígado
- Lácteos
- Verduras de hojas verdes
- Leguminosas
- Granos enteros
5. Índice glucémico de la dieta
El índice glucémico es una calificación que se otorga a los alimentos de acuerdo con su capacidad para elevar la glucosa en sangre. Un alimento con índice glucémico bajo causará un cambio pequeño en la glucosa. En cambio, un alimento de alto índice glucémico puede causar un cambio brusco, lo que favorece la acumulación de grasa corporal y la elevación de triglicéridos entre otros desajustes metabólicos. El índice glucémico de cada alimento depende de factores como su contenido de azúcar, fibra, almidones, su digestibilidad, entre otros. Por supuesto, es necesario considerar que en la mayoría de los casos los alimentos no se comen aislados, sino que forman parte de un menú que combina a varios de ellos con diferentes índices glucémicos.
Este índice es útil para guiar a las personas en una selección más saludable de alimentos y ha sido utilizado sobre todo en el tratamiento de personas que padecen obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Existen evidencias de que el exceso de carbohidratos puede dañar el tejido ocular y de que puede relacionarse con el riesgo de degeneración macular relacionada con la edad en personas sin diabetes. Aunque la fisiopatología de la DME es diferente de la de las alteraciones oculares relacionadas con la diabetes, estas comparten algunos mecanismos, por lo que no es de extrañar que una dieta con alto índice glucémico haya sido asociada con un mayor riesgo de padecer DME.
Un estudio relevante mostró en el año 2007 que los individuos que consumen dietas con un índice glucémico alto tienen un riesgo 49% mayor de presentar degeneración macular avanzada.
En la tabla siguiente se muestran algunos ejemplos de alimentos con índice glucémico alto y bajo.
Índice glucémico bajo |
Índice glucémico alto |
Pan integral
Pan multigrano Pan de centeno All-bran Avena Arroz integral Cebada perla Tortillas de maíz Lentejas Frijoles Chícharos Yogurt Naranjas Duraznos Fresas Manzanas Peras Toronjas Leche sin saborizantes |
Donas
Hot cakes de harina regular Pastel Pan blanco Pan dulce Cereales instantáneos Arroz regular Papas Galletas saladas Dátiles Frutas en almíbar Pasitas Plátanos Sandía Bebidas carbonatadas (refrescos) |
Para lograr una dieta con un índice glucémico bajo es conveniente limitar la cantidad y la frecuencia con que se consumen alimentos de índice glucémico alto y, en caso de incluir alguno, acompañarlo de otros con índices glucémicos menores. Además, es importante evitar los platillos o bebidas con azúcar, miel, jarabe o mermelada añadidos.
Ejemplo de menú para prevenir la degeneración macular relacionada con la edad
Un ejemplo de menú saludable y apetitoso que cumple con las cinco recomendaciones mencionadas arriba es el siguiente:
Desayuno: Manzana, huevo revuelto con brócoli, tortillas de maíz, té verde.
Comida: Sopa de elote y rajas de poblano; medallón de atún asado con ensalada de espinacas, aguacate y mandarina; pan integral; fresas con yogurt y nueces y agua natural.
Cena: Calabacitas, champiñones y espárragos asados, queso fresco, arroz o pasta integral, limonada sin azúcar.
Refrigerio: Pistaches
Conclusiones
La evolución de la degeneración macular relacionada con la edad depende de diferentes factores. Algunos de ellos son genéticos y no modificables. Otros, como los factores dietéticos, afortunadamente pueden cambiarse.
Una dieta saludable, con abundantes frutas, verduras, cereales integrales, leguminosas, semillas y pescados y limitada en azúcar y harinas refinadas tiene el potencial de reducir el riesgo de DME grave o avanzada.
Otras medidas como dejar de fumar, controlar la hipertensión y hacer ejercicio físico moderado con regularidad también son importantes en la prevención y tratamiento de la DME.
Las visitas periódicas a su oftalmólogo son indispensables para determinar el grado de avance de la enfermedad y la mejor manera de tratarla o prevenir su progresión. Por otro lado, su nutriólogo puede indicarle cuál es el plan de alimentación que mejor se adecúe a sus necesidades considerando su riesgo de DME, así como de otras condiciones de salud.
Fuentes
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