A la mayoría de las madres les preocupa saber si sus hijos estarán comiendo lo suficiente y sobre todo, si la calidad de su dieta es lo bastante buena como para garantizar un sano crecimiento y desarrollo. Así que cuando en casa hay un pequeño “melindroso” que parece negarse a comer todo los alimentos saludables que se le ofrecen, la mesa puede convertirse en un verdadero campo de batalla.
Antes que nada, es conveniente que las madres estén informadas acerca de las conductas alimentarias normales de los pequeños. Es normal, por ejemplo, que los niños preescolares muestren menos apetito que durante su primer año de vida, pues su ritmo de crecimiento se hace más lento. Por otro lado, es normal que los niños pequeños desconfíen de los alimentos que no conocen y les sea difícil probarlos. Además, la búsqueda de autonomía propia de la edad puede relacionarse con su conducta a la hora de comer. Pero en la mayoría de los casos estos problemas no representan riesgos para el crecimiento y desarrollo de los niños.
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A continuación encontrarás algunos tips para facilitar esos momentos difíciles:
- Permite que sea tu pequeño quien decida cuándo está satisfecho y no lo obligues a limpiar el plato.
- Procura ser constante con los horarios en que ofreces a los niños sus comidas y refrigerios.
- Ofrece una variedad de alimentos saludables adecuados para la edad. Dale preferencia a los alimentos en su forma natural, evitando excesos de sal o azúcar
- Recuerda que los niños pueden necesitar exponerse a un alimento nuevo hasta 10 veces (tal vez más) antes de decidirse a aceptarlo.
- No uses los alimentos como premios o castigos.
- Mantén un ambiente amigable y relajado a la hora de las comidas.
- Haz que la hora de comer sea divertida para los niños. Anímalos a admirar los diferentes colores, formas y texturas de los alimentos. Pídeles que les pongan nombres chistosos o que formen figuras con ellos.
- Corta las frutas y verduras en formas diferentes y divertidas, decora los platillos con motivos llamativos, etc.
- Usa utensilios agradables y seguros. Acepta que aveces los niños solo aceptan comer determinado tipo de alimento si se le presenta con determinado utensilio. Por ejemplo, solo tomar la leche si es servida en su vaso azul favorito.
- Limita las bebidas antes de la comida. Ofrece primero los alimentos sólidos.
- Invita al niño a participar en la selección de alimentos saludables en el supermercado, pero marcando algunos límites. Por ejemplo, pregunta ¿prefieres que esta vez compremos peras o manzanas? Luego pídele que te ayude a seleccionarlos.
- Anima a los pequeños a participar en la preparación de los alimentos. Por ejemplo, permítele ayudar a lavar las frutas y verduras, a preparar platillos sencillos o a poner la mesa.
- Pon el ejemplo. Si tu llevas una dieta variada y saludable es más probable que tus hijos lo hagan también.
- Se creativa y mezcle los alimentos que te gustaría que tu pequeño comiera con los que ya sabes que come con agrado. Por ejemplo, agrega trocitos de fruta al cereal o verduras a la pasta.
- Adopta una rutina para antes de las comidas que permita a los niños irse preparando unos minutos antes de sentarse a la mesa. Si intentas sentarlos justo en el clímax de su juego preferido es poco probable que se sientan dispuestos a comer.
- No ofrezcas un platillo alternativo para el pequeño cuando rechace el primero que se le ofreció. Esto solo reforzaría su conducta “melindrosa”. Si se niega a comer acepta su decisión sin darle alternativas.
- Lleva un registro del crecimiento de tus hijos y si tienes dudas consulta con un nutriólogo.
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