El privilegio de ser madre y de tener una como la mía

Ser madre es un privilegio que he tenido la fortuna de conocer por partida doble.

A las madres la vida nos da el privilegio de experimentar las más sorprendentes situaciones. De darnos cuenta de cuánto se puede aprender día a día y de todo lo que somos capaces de hacer y de sentir. Para cada mujer la maternidad es diferente (de hecho creo que una misma mujer la vive de diferentes formas con cada uno de sus hijos), pero sigo creyendo que de cualquier manera es todo un privilegio por el que debemos sentirnos enormemente agradecidas.

Es una frase muy dicha esa de que nadie nace sabiendo ser madre; pero es cierto, la maternidad es un proceso de aprendizaje que no se acaba nunca y que se disfruta con todos sus altibajos más que muchas otras cosas en la vida.

Ahora, que yo debo reconocer y agradecer, que para este proceso de aprendizaje a mí me ha tocado tener un excelente ejemplo: mi madre, que es un retrato vivo de ese amor sin egoísmo que va más allá de las palabras, los pensamientos y las emociones. Que llega hasta las acciones.  No puedo decir que esté siquiera cerca de ser como ella, pero sí que tengo a una gran maestra.

Y ya que he dicho que las madres tenemos mucho que aprender, aprovecho para reiterar mis intenciones y deseos de compartir este proceso de aprendizaje con todas las lectoras de hablandodenutricion.com que también son madres y buscan información para ofrecer una vida más saludable a sus familias y por supuesto, a ellas mismas.

Este día de las madres reciban un abrazo muy fuerte con todo mi cariño y reconocimiento. ¡¡¡Felicidades!!!